Se trata de una estrategia de prevención que el mandatario salvadoreño ha diseñado para instituciones como Protección Civil, que antes solo reaccionaba cuando El Salvador era abatido por un desastre; pero que ahora está experimentando una transformación en su estructura, funciones y metas con un novedoso proceso de planificación, de entrenamiento, equipamiento, cambio de visión, inversión económica, preparación técnica y acción territorial; con el fin de lograr mejores condiciones físicas en las comunidades salvadoreñas antes que lleguen las lluvias, y así, estos lugares se vuelvan “resilientes” a sufrir desbordamiento de ríos, inundaciones, derrumbes, hundimientos, caídas de árboles y otros efectos colaterales por el impacto del agua, en territorios que históricamente han sido clasificados como altamente vulnerables.